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domingo, 7 de marzo de 2010

EL RUMOR



EL RUMOR COMO FORMA DE GOBIERNO EN LA ACADEMIA DE LOS “NUEVOS” TIEMPOS

Un rumor, es una proposición específica para crear antipatías o simpatías, particularmente las primeras, hacia una persona o una causa, que se pasa de persona a persona, por lo general oralmente, sin medios probatorios seguros para demostrarla. Son especulaciones no confirmadas que se intentan dar por ciertas. Los rumores consiguen irse erigiendo de una duda en una “verdad” sin verificar si es verídico. Así se ha arrastrado la reputación de las personas. Fulanito fue visto en la playa con zutanita, siendo casado o casada, en fin… “cuando el río suena piedras trae” o “si lo han dicho por algo será”. O este otro: miente que algo queda. Pero quien escucha un rumor no tiene garantías de que sea cierto. La intencionalidad de los rumores es perversa y tendenciosa. Así apareció el chisme que se refiere a historias bajas sobre personas concretas que rondan en la calumnia. Rumor, chisme, calumnia, una misma trinidad.

Esta conducta ruin del rumor no solo es de barrio. Allí, quienes propalan los rumores, falsarios especialistas, tienen pujos de sabelotodo, los más enterados y hasta se creen inteligentes. Más vale tenerles de “amigos” que de enemigos, se dice la gente que les teme pero en realidad les aborrece. Y allí el poder de lo rumoreantes y de los rumores.

Así aprendieron en sus barrios. De cantina en cantina, estos perdonavidas fueron arrastrando honras y creyéndose poderosos.
Y fueron perfeccionando su técnica.

Claro, si el rumor, que carece de información objetiva sobre los hechos, se le pinta de veracidad, más allá de la información del amigo de confianza que fue la fuente (en verdad a estos nadie les confía un saco de alacranes a no ser para que los dejen sueltos, ni entre ellos se confían) y consiguen “demostrar” que quien rumorea es un “experto”, entonces tiene las de ganar; el rumor parece verdad. Alelados con la mandíbula caída por la sorpresa, sin poder contradecir semejante testimonio pronunciamos ¡AHHH!, ¿SI, NO? Y adviene la confusión y el desconcierto. Pero, cuidado, solo parece verdad, no es la verdad.

Así es como se presentan ahora quienes crearon un mito muy difundido y que hoy ponen en análisis de expertos y ellos mismo se catalogan como tales. Los mitómanos de barrio convertidos de analistas sociales, conocedores a profundidad de la historia de la principal academia, recrean su imaginación.

Primero lanzan una hoja volante insultando a sus opositores y otros académicos, acusándoles de ser infieles a sus mujeres, ensañándose en contra de sus cualidades físicas, pretendiendo maltratar a las damas. Todo en un lenguaje de burdel donde crearon esas historias e iniciaron su difusión. Lo repartieron a troche y moche, pero sin resultado, por el contrario, la estupidez les cayó en la cara.

Ahora se prepara una segunda fase, la opinión de expertos, la exhibición de documentos, las declaraciones de los amigos inteligentes.

Hay otro mito muy difundido, es el mito de los expertos. Si hablan los expertos, habrá que escucharles digan lo que digan. Los expertos dicen sus puntos de vista en los medios de comunicación y cualquiera cree que todos los demás piensan igual. No importa si es cierto o no, importa la autoridad del que habla. En ocasiones sucede hasta que el rumor descansa en el hecho de que hay una persona que su testimonio aparece incuestionable.

Así se han forjado querellas personales que han terminado en crímenes pasionales o en defensa de la honra. Se han creado odios políticos e incluso de carácter racial. Así se persiguieron a judíos y hoy a palestinos, así se justificó la persecución a los comunistas y a los luchadores consecuentes, así las dictaduras perpetraron horrendos crímenes contra la juventud revolucionaria. Se ejecutaron prisiones y asesinatos, se delataron a activistas de derechos humanos.
Ellos tenían pruebas basadas en supuestas evidencias científicas, en los testimonios de personajes importantes, en fin…EL RUMOR, salió del barrio para instaurarse en los sectores del poder a fin de manipular su dominio.

Algunitos fueron adquiriendo presencia con el rumor y dejaron de ser del todo desconocidos en el ambiente académico. Sus rumores no fueron lo suficientemente difundidos, pero fueron insistentes, así crearon el mito de la violencia en la universidad, llegando al punto que palidecen ellos mismo cuando se les presenta una de esas muchachitas o muchachitos a quienes acusan de ser los centauros de los jinetes del apocalipsis universitario, que lo vienen anunciando desde hace años como esos religiosos que van de casa en casa llamando a preparase al advenimiento del fin de los tiempos… y nada que viene. Así estos se inventaron como forma de vida, el apocalipsis universitario y así mismo se erigieron en sus salvadores.
Con la pedantería propia de la mediocridad se aprestan a elaborar un “libro” en realidad un pasquín voluminoso, donde divulgan su odio político a determinada orientación, tratando de deslegitimarla. Estos que pretenden ser cientistas (cuentistas, me rectifica el corrector ortográfico de Word) sociales, que en realidad ninguna investigación científica en las Ciencias social han elaborado, pretenden deslegitimar honras para afirmar la escuálida gestión de su mandante de la academia. Todo está listo en la imprenta para cobrar venganza con el consentimiento del mandante, quien se siente solaz con la mentira del mejor traje. Otro rumor.

¿Se entendió?

La Sombra, volveré…

2 comentarios:

  1. buen blog
    como siempre nuestra consigna
    ni dios
    ni estado
    ni patrón
    siempre communis
    autogestión

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  2. Exelente Articulo, Al plantear la violencia en la Universidad como un mito creado en un principio por un rumor

    LUCHAR POR NUESTROS DERECHOS NO ES UN DELITO

    Junto al Pueblo por la Revolucion POPULAR
    FRIU-J Gquil

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