SIGO SIENDO LA SOMBRA, TODA LLENA DE LUZ

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domingo, 27 de diciembre de 2009

¿LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS II?









Con anticipación, la inteligencia del reino –y me refiero a la mediana inteligencia de los guardias privados contratados como guardia personal del mandante y no a los “investigadores” presuntuosos y fatuos, califas que se pasan organizando brindis de seminario en seminario- ya habían conocido la intencionalidad de acudir a una demostración de reclamo de los niños, profesores y padres de familia de los colegios asentados en el reinado y que según los gobernantes allí disque se forman los terroristas que algún momento escogido se lanzarán en aviones de papel contra el rectorado.



Y deciden tomar las medidas más adecuadas, cruzan ideas y se establece una gran estrategia política y militar, conociendo como les conocen que reaccionará la oposición.


Esta estrategia les permitiría salir de victimas y acelerar las medidas que prevén tomar, entre otras, como todo gobernante clásico del Medioevo, cerrar las instituciones educativas que forman a los niños y jóvenes donde les enseñan a pensar con libertad. ¡Subversivos! les acusan.


En realidad es una acusación históricamente conocida, lo mismo se ha dicho en todas las épocas. Por eso me pareció haber escuchado ya en algún lado.


Y entonces comienzan los movimientos y las primeras escaramuzas.


Seiscientos niños con bombas… de colores azul y blanco y pancartas, una treintena de profesores, cincuenta padres (más bien madres) de familia y una veintena de guambras grandecitos de la feue, son impedidos de ingresar al gran salón de sesiones con trescientos años de historia dicen, aunque en realidad el edificio se construyó en 1956, es decir algo más de cincuenta años. Las puertas metálicas son herméticamente cerradas. Adentro los pretorianos contratados y algunos que piensan más bien no exponerse, al fin ya tienen el nombramiento.


Y como ven que la correlación no es tan favorable para los cuidadores del orden constituido, deciden traer refuerzos de la mismísima academia donde tiene origen el ungido, pero a la final no son sino treinta guambritos asustados al mando de tres sujetos que al parecer demuestran arrojo y se pasean cuales fueran rambos.


Éstos se miran entre ellos, se miden los hombros y hacen ademanes a la muchedumbre (de niños), amenazan con fotografiar a los profesores identificables fácilmente por su terno un poco descolorido, les señalan con el dedo índice, a éste, al otro, al pendejo que se esconde, se ordenan entre ellos. Y una primera lanzadera de botellas (ahora son de plástico estos embases) y los de arriba ríen y les devuelven los proyectiles y les muestran el dedo medio. La muchedumbre les pifia y así…


De pronto, desde los de abajo, entran en cólera, elevan una escalera y avanzan como si abordaran un barco o treparan a un castillo, tal si se tomaran Carondelet, la Bastilla o mejor el Palacio de Versalles o la fortaleza de Pedro y Pablo, el Palacio de invierno de los Zares, todavía mejor, como si se “tomaran el cielo por asalto” así sienten estos guambras, y arremeten y soportan los puñetes y garrotazos de los defensores del cielo y de su divino señor, aguantan, pero a la final dominan la situación y entonces se les va la mano, adentro se ha dicho, donde se protegen los pretorianos.


Los jovencitos traídos desde tierras lejanas se asustan más, se abrazan, entran en terror y desesperación, esperan lo que venga, pero no les pasa nada y salen ilesos con el rabo entre piernas, asustaditos, como conejitos de indias en práctica de farmacología. Salen llorando junto a su Rambo caído en desgracia.


Las puertas ceden. El soberano que no esperó para tanto, escondido en el baño, en realidad en el servicio higiénico (porque allí no hay ducha, ni tina) sentado sobre la tasa blanca y visiblemente descompuesto, no sabe qué mismo hacerse. La minina que le acompaña le ordena llamar al Ministro de Gobierno, lo hace, se atufa, llama a la policía que ya estaba preparada con sus fuerzas especiales, pero el tiempo apremia, y antes que ceda la puerta del WC, en un momento de lucidez exclama ¡la ventana!, ¡la ventana! los otros le ven perplejos, él grita y ordena que se hecha por la ventana, no le creen y él insiste, se da así mismo fuerzas y comienza hacerlo ante la incredulidad de los otros y entonces se les alumbra ¡cierto! vámonos por la ventana. Le descuelgan a él primero, cual monigote.


Entonces no importa la dignidad del ser, peor la de su investidura. Se arrastra por el ventanal, se remella las rodillas buscando pisar en algún sitio, no encuentra piso, y entre los chuscos movimientos de pies en el aire se desespera y piensa que caerá al vacio y posiblemente quede con alguna discapacidad. Solícitos los lambiscones del momento le ayudan “aun a costa de su propia vida” como comentan luego para enaltecer su gesto. La ridícula huida permanecerá como estigma.


Abajo lo recoge un agente policial encubierto y lo protege con su cuerpo y le dice al oído que es un policía o sea un tombo destinado a resguardarlo, se asusta, le rechaza inicialmente y se lanza a la muchedumbre de niños y padres de familia.


Los niños enardecidos, a la final están en masa y actúan así y sus madres miran al que fugó hace pocos segundos y que trata de ocultarse. Y como saben que en el gesto de lo oculto y de la fuga algo realmente se esconde, instintivamente comienzan a empujar, lanzan botellas (que siguen siendo de plástico) algunas varas de madera, lo que encuentren, alguien lo alcanza desde una posición incómoda con su hasta de bandera, lo raspa y sangra.


Él, entre asustado, espantado y aterrorizado, pierde todavía más la cordura, vocifera unos cuántos epítetos y jura tomar venganza; así le conducen a un vehículo ubicado a treinta metros, sí, le condujeron a un vehículo a treinta metros, expuesto, sí señor, cuando el carro pudieron estacionarlo justo bajo la ventana, o pudo salir en dirección contraria a donde estaba la gente.


En la clínica particular -miren que no concurre siquiera al Hospital del mismo reino- exhiben la camisa ensangrentada. No le lavan el rostro como mandan las normas, se resiste al aseo y permanece Él, con su rostro teñido de sangre y descompuesto, como si hubiera sido faenado.




Tampoco importa la dignidad de su alta investidura, el cargo que ostenta, lo importante son las fotos para acusar. La luz de las cámaras va secando la sangre coagulada y le imprime un cuadro de horror y de náusea.


Parecería que fue la Madre de todas las batallas.


En realidad no.


No se asemeja sino un pequeño motín de nave de poco calado, en donde las ratas salen presurosas presintiendo un hundimiento.


Un amotinamiento por lo demás preparado, azuzado y provocado por el mismo mandante, por el jefe supremo, a fin de garantizar y fortalecer su posición la que, en los últimos tiempos, se venía incomoda entre sus súbditos.
Sin embargo sobrepasó sus propias expectativas y sí que por un momento se llevó un tremendo susto.


Las ratas regresan al presagiar la estabilidad y desde luego, al olfato de los colgados que se exhiben en los mástiles, a la espera que algún rato caerán.

Entonces viene la vendetta.


La prensa venal, como siempre acusadora, testigo y sancionadora; Juez y verdugo, estuvo presente previamente. Son como aves carroñeras que parecería que presienten la sangre y sobrevuelan con sus cámaras y grabadoras listas, pero apuntan a un solo lado, el otro, el de los que les trajeron para darles la primicia, permanece impune.


Esa prensa que no acude a los actos de ciencia o cultura, a las graduaciones, a las exposiciones y defensa de tesis. ¡Qué va! eso no es noticia. ¡Noticia es la sangre! Y si que la tuvieron en fotos dignas del diario El Extra.


En uno de los canales de tv, por una sola ocasión y no la repitieron jamás, se presenta al médico que lo atendió y dice textualmente: “son traumatismos menores, el mayor trauma es el psicológico”.


Pero es suficiente. Se acusa de delincuentes a los niños de los colegios. Se amenaza cerrar esos institutos por ser madriguera y formadora de terroristas, allí disque están los alkaeda criollos.


Tres guambras presos a los que les piden ocho años de cárcel. Expulsión de por vida de la academia de uno de ellos sin ningún trámite ni información sumaria. Desconociendo todo derecho, le expulsan a quien se graduó en días pasados.


Juicio por atentado criminal a una jovencita dirigente. Se ensañan con otras chiquillas más. En fin, como diría mi abuela, metiéndose con mujeres.


Si en el Consejo de ancianos, más bien de seniles, proponían la horca, la aprobaban por abrumadora mayoría, al fin la mayoría, repito, es para cobrarse venganza.


Pero no hace falta, para eso también están los medios de comunicación independientes, al guambra dirigente decidieron colgarlo para escarmiento, si colgarlo, antes lo hacían en postes, hoy en los noticieros, en los programas de reportaje, en la crónica roja, le exhiben, están en todo lugar diariamente sacando un lado de la versión, repiten una y otra vez lo que hizo ayer, antes de ayer, para que todos los consumidores lo apedreen por el delito de ser “chino”.


Pobre institución.


Los ineptos gobernantes de Francia Luis XVI y los Romanof en Rusia se mantuvieron en palacio (en la toma de Versalles y de La fortaleza de Pedro y Pablo en distintas épocas) y fueron prisioneros y sometidos a tribunales populares. En el palacio de Carondelet, Lucio Gutierrez si huyó presuroso resbalándose y tropezándose con su maleta.




¿Alguien puede imaginar saliendo presuroso, descontrolado, reptando por la ventana, a tientas, sin saber dónde mismo poner el píe, a Enrique Paredes, a Alfredo Pérez Guerrero, a Manuel Agustín Aguirre, al mismo Olalla que a la final imponía respeto?


¿Rindiendo declaraciones acusatorias llenas de odio contra la juventud de sus propias aulas?


¿Haciendo cola en las salas polvorientas, mal trechas y nauseabundas de los juzgados para firmar las denuncias contra jovencitas estudiantes?


¿Llamando a la policía desde un servicio higiénico para que intervengan las fuerzas especiales y allanen la universidad, persigan y garroteen a los estudiantes de los colegios?


¿Encabezando una marcha de provocación en contra de una de sus instituciones académicas?


¿Incitando permanentemente al odio y al exterminio de grupos organizados estudiantiles universitarios, así sean políticos?


¿Atropellando procedimientos legales para cobrar venganza?


No, nadie puede imaginarse. A la final los nombrados fueron gente respetable, que trascendían la dignidad que ostentaban, que comprendían a la institución y a sus jóvenes, que se insertaban en el dialogo y no en la imposición, lejanos al odio. Ellos si verdaderos maestros.


Creen cobrar venganza y exterminar la oposición. En realidad, embriagados del triunfo, enceguecidos por el odio, cavan con más prisa su tumba.


Reflexionen, a tiempo.

La Sombra…
…Volveré, y ya veremos

EL DISCURSO ESPERADO EN EL CLXXXII ANIVERSARIO

En la Posmodernidad, dice ceremoniosamente… e inicia el discurso con una declaración tácita de su ubicación en esta tendencia de moda, el último grito según ellos.
Pero para entender, iniciemos nosotros con el señalamiento que la posmodernidad no es en realidad algo que le sigue o más adelantado o que le supere o más moderno que la modernidad, no; ésta no es sino una concepción filosófico – ideológica de ver el mundo, a pesar que sus seguidores declararían que en esta época asistimos al fin de las ideologías, de la historia, o al menos como el Supremo afirma “ a la despartidización de la historia…”
Esta concepción del mundo es de una derrota infinita: nada pudo hacer la modernidad en bien de la humanidad, nada es ya posible, por tanto cualquier cosa es posible ensayar. Dicen
Los ideólogos y seguidores de la postmodernidad, realmente pocos en la actualidad, desengañados que en la modernidad no se ha podido resolver los principales problemas del mundo, del fracaso en el intento por emancipar la humanidad y la derrota momentánea del socialismo, suponen que este proyecto es ya imposible.
En contraposición con la Modernidad, época donde surgieron las más importantes expresiones del humanismo, como es la doctrina marxista, la Postmodernidad se erige como la época del desencanto, de la derrota de los ideales, de renuncia a las utopías, a la idea del progreso social. En realidad la postmodernidad es una concepción dedicada a combatir contra las ideas del Marxismo y su doctrina de la revolución social.
En el mundo posmoderno, el orden social capitalista se desplaza de la producción al consumo, todo resulta ser digno del mercado y por tanto todos pueden ser considerados como clientes, de allí que en lo económico el neoliberalismo sea la expresión de ésta época y la postmodernidad su sustento filosófico- ideológico.
Éste el inicio del discurso del nuevo supremo:
“En la posmodernidad y el auge de la Cibernética, los seres humanos hemos sido capaces de redefinir el mundo, construir una nueva sociedad y reinterpretar la vida a través de la inteligencia”.
¿Cuál la nueva sociedad que se ha construido? ¿qué características tiene? Si se refiere a la actual no es más que la misma sociedad capitalista con sus mismos vicios, inequidades, desigualdades y crisis, más profundizados, más refinados.
A lo que al parecer se refiere es al mundo concebido por la posmodernidad donde todo lo real deja de tener realidad por sí misma y se encuentra solo en nuestro pensamiento, con el que podemos interpretarlo, reinterpretarlo y hasta construirlo, dice. Nada existe para ellos, sino solo en nuestra inteligencia. Tal es el pensamiento posmoderno, la negación de lo existente por su propia e independiente realidad; asumen que la realidad se encuentra solo en nosotros y en cada uno, en nuestra mente o voluntad, cada quien tiene su realidad como su propio pensamiento. Así la realidad no es una y para todos, según ellos. Se trata de un exacerbado individualismo y personalismo
Pero enseguida viene el desencanto. Frente a la necedad de la evidencia que demuestra el rompimiento entre realidad e imaginación declara: “sin embargo -que se ha construido una nueva sociedad a través de la inteligencia o sea el pensamiento, la imaginación - la desigualdad de la cultura y la inequidad tribal han minimizado la esperanza de un mundo abierto, que pueda proveer pan y paz para todos”, tal es la pérdida de la esperanza, la imposibilidad, según los posmodernistas, del triunfo de las transformaciones sociales.
Deberían entender estos señores que pujan de sabios que la desigualdad que ha mantenido las inequidades sociales no precisamente son “culturales y tribales” sino económico sociales, históricas, de clase; es decir, responden a una base estructural donde se edificó la desigualdad económica y por tanto el resto de desigualdades, esta base es el capitalismo.
La esperanza, por tanto, radica precisamente en la posibilidad real de romper esas desigualdades a partir de la revolución social, planteamiento que, según éstos, es “antediluviano”, pero lo antediluviano fue ciertamente la ausencia de una esperanza, pues la inexistencia del hombre en la época antediluviana, determinó, la inexistencia de una aspiración estrictamente humana. Solo el marxismo definió una esperanza real, posible, basada en la esperanza de la clase obrera que liberaría a todas las clases subordinadas.
El discurso ensayado en su posesión aparece además falto de coherencia y recurre al lenguaje difícil, estrambótico, que deje la sensación de un discurso de “alta academia”, del “científico”, tal como pretendía en su época Velasco Ibarra al que le motejaron del “loco” y del cual fue su admirador en la juventud. Un discurso que conscientemente trata de ser incomprensible, veamos: “este es el universo de nuestro tiempo ufanado por la singularidad, las moléculas obscuras y con el big-crunsh a cuestas”(sic) otra, entre algunas “creo en un hombre con su historicidad y su destino, con sus prospecciones y respectividades, como ente de ultimidad, impelencia y posibilitación, e inherente a su razón” ¡Bravo! Dice la medianía desde las galerías.
O elementos contradictorios: “Muy otra es la universidad de hoy: perceptiva y sobria como ninguna, matriz unívoca de la mutabilidad social del mundo” frente a esta otra a pocos párrafos “Hemos suscrito una etapa de tal fanatismo en nuestra universidad que la miopía se ha instalado como recurso natural”. Bueno, hay que definirse, porque es de entender que la universidad de hoy no es la universidad de hace apenas nueve días, o de hace pocos meses, sino de su proceso, de una historia, así como ha de entenderse que el fanatismo y la miopía que él aduce en más de veinte años debió haber impedido hacerla perceptiva y sobria tan pronto. Desde luego que estos pedantes de la palabra pretenden convertirse en mesías redentores y para eso existen otros que hacen de seguidores, y otros de adoradores
En fin, el ungido, adorna su retórica con recursos del lenguaje científico hablando sobre el “colisionador de hadrones[1]”, comprendido por el editor y revisor de la publicación de su discurso (convertido hoy en coordinador de Cultura) como una gran licuadora donde entrarían todos los delincuentes de las calles aledañas y fueran licuados, de tal manera que entran en colisión unos con otros y así todavía se fugarían.
-Este recién posesionado revisor de los discursos pone, literalmente, en la publicación escrita y distribuida a la gente de la Academia como “el colisionador de ladrones” (Sic), que no es precisamente un error de tipografía, sino una limitación de su horizonte cultural-
Enseguida abunda también en la “colisión de los quark con su antipartícula”, de “la apoptosis” y la “movilización génica”, etc., ante un auditorio donde existían en realidad pocos académicos, no sé cuántos científicos. Para terminar diciendo, el discurseador, en buen romance, esto es lo que No hay que hacer en nuestra universidad, porque “fracasaremos”, aduciendo “nuestras humanas limitaciones”.
Es decir, la ciencia, la investigación y aplicación de la ciencia, de lo más avanzado de ella, no estaría a nuestro alcance, según el susodicho, y que esa imposibilidad estaría en las “humanas”, tal vez “genéticas” limitaciones nuestras y no en la razón de la dependencia en todos los órdenes, entre ellas el científico, al que hemos sido sometidos por las grandes potencias y del cual podemos liberarnos socialmente, en donde la educación cumple un papel importante y trascendente.
EL REGRESO DE LOS IDOLOS
El desencanto sobre las posibilidades de la trasformación social y el convencimiento de la imposibilidad humana de lograrlo ha llevado a que pierdan la esperanza en el accionar de los pueblos e incluso de los líderes.
Dando un vuelco, pasan a la reivindicación de los ídolos y a una suerte de religiosidad en sus diferentes expresiones, un regreso a Dios habrían de reconocer, pues Dios es el hacedor hasta de sus ídolos. Si en la modernidad se proclamó el triunfo de la razón y la ciencia en rechazo a la edad media y a la religión, símbolos del atraso y el estancamiento, en la “era pos moderna” todo es relativo, cualquier cosa se vale; hay un vacio de ideales y la pérdida de todo valor universal, así justifican el hedonismo, la vida sin sentido, cualquier creencia, incluso las drogas, y como único refugio, todo lo místico.
Ante tal pérdida de la esperanza en el ser humano y en su proyección histórica, es la divinidad, la religión, lo místico que asume el rol trascendente en la individualidad, de allí que al final del discurso, el discurseador de turno al que nos referimos, ensaya una metáfora místico religiosa y con voz quebrada y virando los ojos a lo alto avienta:
“Se me ocurre, dice -desde la individualidad y la subjetividad del ser, perdiendo toda objetividad- si invitásemos a Dios a esta Asamblea para que la presida, todos aplaudiríamos su presencia, pero los pocos ultradogmatosaurios que sobreviven, impugnarían la presencia de Dios, alegando que es neoliberal y que no está matriculado en el propedéutico”.
Todo su discurso que se esforzó por aparecer como un hombre de ciencia, pierde las certezas científicas y alude al pensamiento más dogmatico y oscurantista, al pensamiento religioso, mismo que con su institución más prominente, el tribunal de la santa inquisición con sus sotanas y togas en el Medioevo, persiguió a Galileo y condenó a la hoguera a sabios y hombres de ciencia.
Invoca a la deidad, invita a dios, a que éste acuda para dejar estigmatizados, avergonzados y ridiculizados a sus impugnadores, para toda la eternidad, haciendo uso de una ocurrencia, ésta sí, realmente ridícula, grotesca, dogmática y bufa. Pero arranca aplausos entre la medianía.
Ya pensando bien decide él mismo suprimir esta ocurrencia cuando envía el discurso para su publicación en la revista del Conesup, donde ya no asoma este párrafo hecho para los aplausos de la galería
Este es pues el discurso de la nueva época en el CLXXXIII aniversario, que más parece de la más vieja escolástica rejuvenecida con cirugía plástica “científica”, pero que bien visto se le nota la silicona puesta.
La sombra...

...regresaré!

[1] El Gran Colisionador de Hadrones, en inglés Large Hadron Collider o LHC, siglas por las que es generalmente conocido es el más grande acelerador y colisionador de partículas del mundo. Más de 2000 físicos de 34 países, (entre ellos un ecuatoriano) y cientos de universidades y laboratorios han participado en su construcción. Se diseñó para colisionar haces de hadrones, más exactamente de protones. Los protones son acelerados a velocidades del 99% de la velocidad de la luz y chocan entre sí en direcciones diametralmente opuestas produciendo altísimas energías (aunque a escalas subatómicas) que permitirían simular algunos eventos ocurridos durante o inmediatamente después del big bang.

martes, 24 de noviembre de 2009

EL DISCURSO DEL NUEVO SUPREMO EN EL ANIVERSARIO DE LA ACADEMIA

Dicen que pasaron veinte y un años, seis meses con treinta y tres días exactamente.
La pequeña ciudad comienza a recobrar la calma, el equilibrio y la cordura. Antes sacudida hasta sus entrañas vacilaba en su misma existencia. Los más rabiosos opositores de la crujiente actualidad hasta ayer, rebosan de entusiasmo y hacen planes restauradores aunque no saben por dónde mismo empezar; los que en los últimos cincuenta años confiaron que éste día llegará algún día, esperan ser tomados en cuenta, a la final la democracia es para quien le toca el turno, magullan esperanzas de un puesto. Los aduladores cambian de turno y muy calculadamente saludan para ser visibles también hoy. La muchedumbre mira, trajina, estudia a ratos, trabaja de vez en cuando, hace el amor, liba, sin importarles un comino. Y si es necesario va también a aplaudir.

Todo está en su punto: cornetas, trompetas, clarines, tambores y la banda; banderas multicolores con sus asta y piolas bien lavadas; el atril y el micrófono instalado y probado con el consabido ¡holahola, probando equipo probando equipo!, repetido una y otra vez hasta el cansancio. Una larga, larga mesa acomodada con cuñas para impedir que pierda el equilibrio no da albergue a todo el cuerpo colegiado que lo presidirá, por lo que amontonan un sinnúmero de sillas más hacia tras. Las luces instaladas dan un ambiente mortecino, los ramos de rosas, magnolios, dalias, cartuchos y girasoles se extienden en la jardinera artificial y entre gigantes floreros de bronce perfectamente abrillantados.

En la tribuna, los asientos se encuentran muy bien distribuidos para que no exista confusión ni mezcla: altas autoridades nacionales de rango aquí, organismos internacionales, embajadores, delegado del sumo pontífice, de la santa sede, de la iglesia romana y apostólica juntos en la primera fila; para atrás los de menor orden: procurador, directores departamentales y de institutos con el nombramiento aun en la mano, familiares, paisanos y allegados; más atrás todavía, los obreros del triunfo, los que gritaron al unísono, los que pegaron carteles, repartieron volantes, los que cuidaron los votos y que todavía no tienen puesto oficial, es decir aquellos que levantarán la Nueva época desde los escombros mismos de la vieja que sucumbe en medio de su delirante agonía y aun sin enterrarla. Atrás, bien atrás, todo el resto del mundo.

De pronto una voz anuncia: Todos de pie, vamos a recibir a las principales, respetadas, legítimas y esperadas autoridades de la nueva época…los académicos, científicos, mil títulos y membrecías…De pie, un sonoro aplauso que opaca los timbales y entran las mencionadas luciendo un rostro adusto, contraído, serio, como mandan los nervios de la ocasión.
Un terno sastre nuevo hecho a la medida y para la ocasión no luce sino a medias pues también es opacado, sobre este se extiende una toga que asemeja a babero y que se desprende desde uno de los hombros cubriendo el tórax anterior hasta el abdomen a nivel del pupo donde hace un haz y regresa al hombro contra lateral.

Pasa el supremo con la prenda de tela espejo color blanco pristiño brillante e inmaculado, resalta entre sus colegas de menor jerarquía que la tienen de color rojo, color que fue el signo de la vieja época, y sigue el resto: los de tercera la llevan de color azul oscuro como el pasado. Así, los herederos universales de la época que nace, aunque no se le entierre a la otra, desfilan entre la muchedumbre y toman posesión figurativa de sus puestos señalados previamente con el nombre de cada uno.

Tras el llamado del señor Secretario encargado del momento, pasan a su turno los sonoros discursos: el de orden que se burla discretamente de la ocasión, otros se resisten al nuevo mandato y son ardorosamente pifiados por la muchedumbre, otro ensaya un adulo pegajoso y vulgar que molesta a la misma gran autoridad. Se conceden los premios, uno a uno, de quienes de destacaron en las ciencias, las artes, las letras, los deportes en varias disciplinas, etc., pero de la vieja época.

Entonces viene el discurso esperado: todos esperan.

Antes ya se iniciaron comentarios de lo que podría decirse: era un hecho terminar con el pasado, dicen que es menester sacar a todos los que queden del ayer oprobioso; terminar con la corrupción ensañada de tal manera que los estratosféricos sueldos que ganaban las autoridades y jefes ahora en el exilio debían exhibirse y publicarse en la gaceta y desde luego ser recortados para los nuevos mandantes y repartirse, esos suelazos, de manera democrática, entre todos y con justicia social e inversamente proporcional, esta es la ocasión. Y para que quede escarmiento, terminar con todos los corruptos y sus aliados, no quedará uno solo, nadie de los miembros de la tribu cuyo jefe dejó el mando y entonces reivindicar a los otros, para eso es el poder, para ejercer venganza. Si, venganza parece clamar la muchedumbre ávida de ejecuciones sumarísimas.
Y viene el discurso: se acomoda la toga, una prenda cuyos orígenes al parecer se remontan al siglo XI, generalizándose su uso en el siglo XII y XIII en Inglaterra, y por disposición del mismísimo Arzobispo de Canterbury utilizada en las graduaciones universitarias del Medioevo. Entonces todas eran de color negro para ocultar la desigualdad entre estudiantes ricos y pobres. Desde el siglo XVI asoma como símbolo de pertenencia y status social distinguiendo una diferencia jerárquica y también por cada Facultad, así, las de Derecho la usaban de color rojo, el blanco la de Teología, el marrón la de Arquitectura, etc., y el negro y colores oscuros siguió siendo de los más destacados de la plebe, ésta que continúo luciendo lo que tiene, sus trajes multicolores, descoloridos.


Entonces, acomodándose su toga blanca, reminiscencia de la edad media, inicia su discurso. Abajo la gran masa de invitados mira con sus ojos extenuados de tanto terror del pasado, espera que el designado inicie un exorcismo, lance un conjuro, pensaron en ésta, la razón del traje hasta entonces nunca visto, signo de los nuevos tiempos dicen y deciden alentarlo con un nuevo aplauso.

Con una palidez mortecina en la que se destaca la sombra de sus pómulos y los amplios lentes que asemejan a agujeros oculares, permanece transido de emoción mientras mira a quienes le ungieron en el puesto: exigían pronta revancha y sin dilaciones, extirpar los tumores que en más de veinte años, algunos calculan en cerca de un centenar, se expandieron por doquier como si fueran protoplasmas reptantes, uncinados, gelatinosos e informes. El temor es que acabe con todo el cuerpo institucional y por tanto con ellos mismo que con suerte, en gracia divina o recurriendo a prácticas contra el espanto o refugiándose en algún escondite donde no se dejaron ver ni para trabajar, creen haberse librado del mal.

Tal medida radical apremia, pero él, un hombre formado en la academia de la ciencia newtoniana, heredero de Paracelso y del mismo Galeno, reflexiona, la evidencia le demuestra que aquellos tumores de malignidad astral que se escurrieron por las vías, pasillos, oficinas, aulas, escaleras y muros alcanzando la misma estructura del tejido social, son realmente imaginarios, reposan en las mentes de cada uno, allí se crearon y con tal fortaleza de convicción que hasta parece existieron para él mismo y se espanta, pero en fin, mantiene la calma, trata de mantenerla en medio de semejante estado de catalepsia colectiva. Entonces comienza.

La Sombra…

…les perseguirá hasta el final

EN LA PRÓXIMA ENTREGA TENDREMOS EL FAMOSO DISCURSO

jueves, 22 de octubre de 2009

El Gran Traidor

Quizá la figura más aborrecida por el ser humano es el traidor. Tan despreciable es el traidor que Dante Aligheri, en la Divina comedia, les amerita la peor de las condenas, ser comido por el mismo demonio, habiendo sido Bruto, Judas y Casio digeridos por el mismo Satán. Es decir, ni el diablo le quiere.

Traición significa renegar con dichos o acciones un compromiso de lealtad hacia una idea o asociación; es cometer una acción desleal a la nación, al país o la institución. Un traidor a su patria termina fusilado, y al infierno se ha dicho.


El traidor de marras apareció como un vocinglero que aparenta sapiencia entre la medianía afín de crear confianza, y como psicópata para crear terror. Se declara así mismo un gran académico, un universitario de toda la vida, dice amar los principios institucionales, muestra un libro y otro diciendo que es fruto de su vida dedicada a los principios universitarios; con su histrionismo logra convencer y encaramarse en el puesto donde acecha el momento.

Muchos lo creen sinceramente. Incautos, son conducidos como un rebaño por su pastor; otros, que si saben su catadura pero les viene bien, hacen de perros pastores esperando el momento que les permita pegar su mordedura a la oveja y luego al mismo pastor; es decir, entre traidores existe química.

En la alta corte de la Academia, los mismos genuflexos e incondicionales del antiguo régimen hoy votan con el de turno, a la final no es que le apoyan sino que le temen. ¿Cuántos votos necesitó para consumar la traición a la Academia? Fueron treinta quienes decidieron no salir con sus pares a la marcha de la dignidad universitaria que concentró a varias decenas de miles.

Él, que se esfuerza por imponer temor, a su vez teme al de más arriba ya que el traidor en el fondo es un cobarde, pues la traición no es un acto de valor sino de gran cobardía; así acudió al mismo Palacio del César para recibir las órdenes y demostrar que su traición se consumaba. En realidad demostró que su poder no residía en la academia que lo respaldó, sino en el poder del gran farsante. Ya viejo, se dio cuenta que en realidad es un simple aprendiz de su joven jefe estudiado en Illinois, quien debió haberse dicho para sus adentros como Julio César “amo la traición, pero odio al traidor”.

Por encima del traidor, salió la dignidad de los jóvenes a quienes en realidad aborrece. Ellos, hilvanados por los hilos de oro del sol meridiano de la mitad del mundo, retumbaron con sus voces altivas y directas las calles de la capital, llegando al mismo palacio del César quien desde luego a tiempo, se puso a buen recaudo. El traidor de marras, en su laberinto, terminó mostrándose como tal. Tal como lo decía Voltaire, el traidor al revelar su propio secreto pasa por traidor y por imbécil.

La sombra…

viernes, 16 de octubre de 2009

El Chino Espejo

Cuando el joven Luis Chusig Jr., fascinado por el oficio de su padre, se acercó a la Universidad para presentar sus papeles de ingreso a la carrera de medicina el sistema informático le rechazó automáticamente. Entonces se enteró que por el apellido que llevaba, no cumplía con los requisitos señalados por el Consejo Universitario. Debía acreditar (es decir, ser digno de crédito) ser un criollo hijo de españoles blancos, por tanto competente para seguir estudios universitarios; así aparecieron por primera vez en la universidad estos terminajos: acreditación, créditos, competencias.


Luis, (lucho, más que Luigui) hijo de un indio quechua, de esos que no pueden ocultar su pureza, requete indio, natural de Cajamarca por más señas, migrado a Quito, en tiempos que más bien migraban de aquí, se casó con la mulata Catalina, hija de un fulano liberto dicen, es decir que fue esclavo liberado. El joven, hijo de ambos entre siete, sobrevivió con dos hermanos más: Juan Pablo y Manuela, entonces se morían por una epidemia viral venida de las porquerizas donde trabajaron los conquistadores españoles y sus encomenderos y que asoló el país por más controles que imponían en los aeropuertos y hasta en la puerta de la universidad. En su madurez dedicó su libro “Reflexiones” a fin de liberarle al pueblo de esa rara enfermedad.


Él, mitad indígena y mitad mulato, es decir lo mismo, al ser rechazado por la comisión de ingreso, se dio cuenta de la tremenda e injusta resolución. Desde entonces tomó la decisión no solo de ejercer la medicina a favor de los más necesitados que siempre resultan ser los pobres, sino también de oponerse al discrimen y a la falta de libertades; y como una muestra inicial, para ingresar a la Universidad les hizo trampa a las autoridades, se cambio de nombre y apellido poniéndose el pomposo de Francisco Eugenio Xavier de Santa Cruz y Espejo. Quién iba a sospechar que un longo llevaría semejante exuberante nombre que derrochaba clase, si ese nombrecito aniñado sonaba tanto como el del Presbítero Vasco de Contreras y Valverde, consultor de la santa inquisición o del doctor en teología José Eleodoro Díaz de la Madrid y Unda y más que los del doctor en tocología Edgar Sanmaniego y Rojas o el de George Arroba y Rimazzo.

Así, con nombre pelucón sorprendió a los tribunales de ingreso, aprovechando que como no había propedéutico, no se darían cuenta de su extracción humilde. Ya ingresado a la universidad, (y casi a la Liga, pero si al FRIU) tarde fue cuando se dieron cuenta, en vano perdió los estribos el rector don Sanmaniego y Rojas que en plena rabieta terminó rompiendo el babero de solemnidad que llevaba puesto; el lucho, o sea el Francisco Eugenio Xavier, ya había iniciado sus prácticas en el Hospital de la Caridad San Juan de Dios con la estima de varios de sus profesores y condiscípulos, pero especialmente de sus pacientes menesterosos.

Desde entonces y por esa mala experiencia el Real Consejo Universitario decidió que entre los requisitos, junto al formulario de inscripción en el que se pone el nombre, se presente el original y copia de la cédula a color para identificarles adecuadamente, así como el ticket emitido por Servipagos y se impuso sanciones al aspirante que intentare “presentación de documentos falsos, intento de fraude y suplantación de identidad” y para que no pasen cosas como éstas se aplicó un triple filtro: se tomará examen para verles bien la cara y a los que no pasen el examen, un curso propedéutico de seis meses, calificado, a fin de comprobar su comportamiento, y entrarían solo los que hayan tenido cupo, es decir quienes cuyos padres se palanquearon con autoridades, profesores o empleados importantes de la universidad. Hecha la ley, hecha la trampa dice el vulgo, no faltará alguien, algún infiltrado, un rojo, o varios que finalmente ingresarán con trampa o sin ella.

Pero más aun, como la cholería había conseguido la llamada gratuidad de la educación, enseguida hicieron ellos mismo la trampa: eliminaron los arrastres de las asignaturas y ahora serían de pérdida de año y tendrán que pagar cuatro dólares por cada crédito y para que paguen el doble, ya no será un año sino que lo harán cada seis meses. Así, un estudiante que pierde en tres asignaturas de diez créditos cada una, significará que debe pagar por el semestre ciento veinte dólares si es estudiante bien cholo, es decir que viene de colegio fiscal como el Luis Chusig; pero si es de un privado así nomás como los colegios de donde vienen la mayoría de los hijos de los empleados universitarios, deberá pagar 6 dólares por cada crédito, es decir ciento ochenta; y, si es de un colegio tirado a pelucón (como del que creen que provenía el Eugenio de Santacruz) pagará ocho por cada uno, es decir 240 dólares. Si por alguna razón tuvo que retirarse y perder todo el curso le significará alrededor de 60 créditos, no mas hacer la cuenta.

Chusig, convertido en Espejo, finalmente formó los primeros movimientos de universitarios que se agruparon en torno a la búsqueda de la independencia de nuestras tierras colonizadas, criticó a las “autoridades”, sus pensamientos y métodos dogmáticos en la Ciencia blancardina, donde ridiculizó a quienes se jactaban de una supuesta sapiencia y autoridad basada en su vacía retórica que a la final para nada servía, pues estos nada mismo aportaron a la ciencia, ni siquiera fueron los que descubrieron el Birm, substancia milagrosa que servía para todo, a decir verdad ni siquiera descubrieron como cubrir una humita para garantizar su cocción completa. Así mismo se proclamaron científicos, académicos reconocidos entre ellos y ratificados por “sociedades académicas” que ellos mismo fundaron y a las que no dejan que nadie más entre.

Longo como era, tenía los pómulos pronunciados y hasta los ojos rasgados. De fácil identificación, fue acusado de conspirador y sedicioso por haber colocado unas banderitas (afiches políticos dicen) en el sagrado recinto conventual de la Audiencia de Quito, en cada cruz de las siete existente en la ciudad, llamando a los quiteños a ser libres. Y como le siguieron los guardias de seguridad en la moto con cámara de fotos y filmadora para testimoniar que él mismo era, fue pescado y publicado su foto y nombre original junto a su “alias” en el mismísimo Comercio de circulación nacional y en Canal cuatro repitieron una y otra vez, acusándolo de subversivo, de atentar a las buenas costumbres y a la dignidad del rey y claro por ser “Chino”.
Las autoridades, con pelucas ya ralas y baberos en sus pechos, pidieron su expulsión, le ilegalizaron su sociedad de la Concordia luego de tremendo relajo, así como su periódico Primicias de la Ciudad de Quito, que se parecía a la Sombra. Unos y otros finalmente le condenaron al cadalso, (entonces era suficiente que la televisión y la prensa dijeran que es culpable) En la cárcel, adquirió una enfermedad que a la final le llevó a su muerte pocos días después que por “humanidad” le dejaron en libertad. Pero quedó su ejemplo de conspirador y luchador por la libertad, recordado hoy en el Bicentenario. ¿Quien se recuerda el nombre del presi de la Real Audiencia de entonces, que le acuso de tirapiedras?

La Sombra…

martes, 13 de octubre de 2009

La universidad en tiempos de la gripe de puercos

La luz incandescente revienta en medio de la fanfarria de la toma del poder y del destierro de los rezagos del anterior régimen; no puede haber poder sin venganza. Las luminarias casi palidecen escuchando los elocuentes títulos, las membrecías desplegadas, las virtudes que le desbordan gratuitamente al ungido y que de vez en vez las acomoda en sus hombros para sentirse mejor, pues su único grado que en realidad se exhibe en el registro de las academias es el de obstetra, o sea partero, que al parecer tampoco lo ejerció.

Al fin, se dicen entre ellos, o sea entre los aduladores de escaso pudor, estos si carentes de mérito alguno: un gobierno de ilustrados, de científicos, de académicos reconocidos. Pero prefieren no presentarlos en público. Pasaron los días y la gente se va enterando quienes son.

Total, ninguno está dispuesto a mostrar merito tan alto, aunque adoptan posturas similares a la de la esfinge que les cubre: Un Secretario General graduado en la clausurada por venta de títulos Universidad Cooperativa de Colombia, vaya título; el Director Académico de la Universidad ni siquiera posee grado de cuarto nivel, igual que el Director del Servicio de Bienestar estudiantil y que el Director del Hospital Universitario que no pasó más allá de médico general; un Director de investigación que nunca investigó ni para sacar el título que no lo obtuvo en la Facultad de Economía, el Director de la Editorial universitaria que pasó de conserje a revisor de las publicaciones universitarias, el Director Administrativo y de personal en cambio nunca pasó de una licenciatura conseguida a duras penas, el Director del sonoro Centro de Transferencia Tecnológica, o sea donde se envasa el agua municipal para vender, es un profesor que tiene una información sumaria en la Facultad de Economía por cobros ilegales a los estudiantes.

Que tal, ésta es la presentación de los más ilustres hombres de la “Nueva universidad”, con ellos vamos al cambio y a la calidad.

Si, allí viene el cambio.

Al ingreso de las puertas universitarias el vigilante que entrega la tarjeta de ingreso solicita volver la palma de la mano a fin de poner una ración de gel alcoholizado, segura prevención de la fiebre porcina que se encuentra amenazando el territorio, de esta manera en el volante del coche se escurre una dosis de alcohol que pasará con toda seguridad la prueba de acolche, aunque a los estudiantes de a pie nadie los tome en cuenta. La epidemia parece que, por la rapidez que se ha propagado, viaja motorizadamente y no a pata, de allí que la medida sea difundida a toda novelería y en grandes letras. Clara demagogia.

LA ASEPSCIA SELECTIVA

Pero también se selecciona a quienes ingresan a la universidad, y para garantizar que nuevos virus no entren entre los jóvenes de primer semestre, ya no es necesario alcohol sino el cupo, el examen y el propedéutico, así se ha logrado disminuir de veinte y cuatro mil estudiantes que ingresaron el año pasado a dieciocho mil en el presente.

Y como la epidemia más alarmante que la gripe de los puercos es la inconformidad estudiantil, la lucha de ellos, sus exigencias, hay que tomar medidas más radicales, eliminar la FEUE, intervenir en su organización, apoderarse de ella y mañana será la Federación de profesores y la de Empleados universitarios. Pero antes, poner una muralla fortificada para ingresar a la oficina del mandante, tal como amurallaban la ciudad en tiempos de la viruela para que no entraran los virus.

Pero aun más, es necesario que los mismos estudiantes no tengan tiempo ni para estornudar porque allí se difunde el virus. Entonces la Dirección académica dirigida por un médico sin ninguna especialidad, ha dispuesto que los cursos universitarios que duraban un año ahora duren seis meses y por si acaso, de repente, hasta hacen desaparecer los arrastres de las materias: todos los que pierden o no tomen una materia, pierden todo el semestre, son repetidores y se les acaba la gratuidad y a pagar se ha dicho. Igual que la gripa de puercos, te contagiaste y pagas con la muerte si no te trataste en los primeros tres días y te repites el cuarto; todo por lento. Ni el pite alcohol que te ponen te salvará.

ASEPSIA Y AMNESIA

La asepsia selectiva quieren convertirla en una amnesia colectiva. Borrar el cerebro apunte alcohol en las manos. Pero para evitar eso está la Sombra, y les hago acuerdo que antes de la asunción al poder, los actuales ungidos reclamaron los sueldazos de las ex autoridades y que debían ser repartidos inversamente proporcional entre todos ¿se acuerdan?

¿Qué pasó? tal vez no fueron tan altos o les vino bien y se quedan calladitos.

Bueno aquí los sueldos mensuales actuales que no exhiben en el informe presupuestario del último periodicaso:

RECTOR: 8.337 Dólares americanos

Vicerrector administrativo 6.786 Dólares americanos

Vicerrector académico 6.808 Dólares americanos

Procurador 5.823 Dólares americanos

Secretario General 3 .300 Dólares americanos

A los Decanos y Su decanos se les incrementó en 1500 dólares más la bonificación.

Qué bueno coger esta platita bien desinfectadas las manos y volverse a desinfectar.