SIGO SIENDO LA SOMBRA, TODA LLENA DE LUZ

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domingo, 25 de abril de 2010

CATEDRA Y VERDAD (SEGUNDA PARTE)


MASTUERSOS DE PALABRA HUECA

Oíd hablar y escuchad a las momias, muertas y vivas; renacida y moribunda a la vez. Levantadas para esparcir su polvo que pretenden hacernos respirar. Pues las momias siguen mandando y como diría Joaquín Gallegos Lara “vierten un soplo hediondo a pasado”… aunque pretendan aparecer novedosos, no sacuden sino su restos de gasas desgarradas que los enfunda.

En su rigidez mortecina, ensaya un discurso renacido de los malabarismos velasquistas, repujado y arcaico, en medio de contorciones verbales “científicas” que le sirven para sorprender a una medianía que, aun, alelada, le sujeta su confianza: “No soy partidario de la “libertad asintótica” que ni siquiera la naturaleza ha sido capaz de regular y detener, por ello detesto la autonomía del garrotazo y me aferro a la autonomía responsable”. ¿Qué mismo quiso decir?

Si, lo entendible, lo repetido al cansancio, el garrotazo, lo más inteligible para él y la masa, como un estigma de sus opositores. No importa los otros conceptos carentes de armonía en la frase dicha, que su única función, en esta oración forzada en su construcción, es dar la apariencia de una cultura científica. Aparecer osado culturalmente.

Si nos atenemos a la estricta significancia de uno de los términos, garrotazo o tente tieso, debemos aceptarla como la expresión coloquial y universal para “manifestar el propósito de proceder con la máxima decisión y energía frente a cualquier resistencia u oposición”. Significa entonces, que incluido los aludidos, serán objeto, y vienen siendo objeto, de los garrotazos dados desde el poder, entre ellos verdaderos garrotazos verbales como los propinados por un vicerrector de medianos pensamientos, y de éste mismo, campeón de la fraseología de entuertos.

Si no, veamos qué explicación tiene fusionar en una sola oración la “autonomía del garrotazo” y la “libertad asintótica”. Esta última que no es sino la propiedad de “algunas teorías de gauge en las cuales algunas partículas, como los quarks, tienen interacciones que se debilitan progresivamente a distancias menores, es decir, a escalas de longitud que convergen asintóticamente a cero (o, equivalentemente, a escalas de energía que llegan a ser arbitrariamente grandes)”.


Así, entonces, el párrafo construido no asoma sino un esfuerzo estrafalario y ofensivo a quienes les ofrece como joyas de oratoria. Joyas falsas y falaces.

¡Ah! nuestro Juan Montalvo ya los hubiera hecho trizas a estos “mastuerzos de repujada palabra hueca”, ya que él, si que, tal como lo afirman autores reconocidos, “solía hacer pedazos a los imbéciles y canallas”.

Maestro, tú estarías entre los garroteros, pues “Don Juan tenía mucho de salvaje: ama al pobre, ama al indio..”, tal como lo dijo Rubén Darío en la introducción a la Mercurial eclesiastica. Cuando la Unión Católica escribio contra Darío y Montalvo con un agresivo artículo titulado ¡Salvajes!, Darío les contestó “la sabiduria de la iglesia no lo niega nadie. Papas sabios…Pero tambien cardenales infames i curas brutos. Así que se puede ser principe de la iglesia i falto de seso”

Salvajes y garroteros, como Montalvo y Dario.

La Sombra…

domingo, 18 de abril de 2010

CATEDRA Y VERDAD





CATEDRA Y VERDAD :



¡Qué calidad que somos!



es una expresión de regocijo y orgullo. Y hay razón, pues demostrar calidad es exponerse a los resultados de una evaluación, y estos se demuestran en correspondencia con la veracidad, con la verdad, con la realidad.



De allí que la verdad, es decir el correlato con la realidad, tiene que ser el lenguaje académico en las aulas de la Gran academia. La verdad científica y la veracidad moral, es decir la honestidad.
La verdad es objetiva en la medida que es independiente de nuestras creencias subjetivas, de lo que nos guste o no, de lo que nos caiga o no mal. La verdad está, por tanto, en el hecho, en el fenómeno, en el objeto externo a nosotros, así demostrable y por lo tanto conceptuable.
Como cuando el maestro de Física nos explica la ley de la gravedad que ocurre con independencia de los gustos humanos y de sus prejuicios. La atracción ejercida por el centro de la tierra actúa con independencia a determinar si el profesor es “Chino” o no, o si es de otra latitud. Un maestro tiene el deber científico y moral de la verdad. Verdad y ser son inseparables, tal como decía Heidegger.



Esta introducción la traigo en razón que es necesario reconocer que la calificación como CLASE A de nuestra Academia (así con A mayúscula) determina SU calidad en los aspectos que los evaluadores la acreditaron.
El valor asignado en un proceso evaluativo, es un valor histórico, tanto por el cohorte del periodo que se evaluó y que llegó hasta el año 2008, cuanto porque sus resultados configuran ese acumulado histórico. El desarrollo urbano, la infraestructura física, académica y de investigación, su estructura organizacional, el acumulado académico y de investigación, su ensamblaje en la sociedad, las huellas dejadas por sus egresados en la vida nacional e inclusive mundial, devienen de un esfuerzo realizado en varios años y por múltiples generaciones.



La evaluación entonces tiene una condición, ser siempre pretérita, mientras que el monitoreo es siempre del presente; ambos sin embargo permiten tomar decisiones al momento y al futuro.



Si la evaluación es pretérita, resulta entonces una falacia inducir a pensar que la CALIFICACION DE UNIVERSIDAD CLASE A se trate de un logro azaroso, de una administración de seis meses, bueno, un año, hasta un año y dos meses más. Si así fuera, muchas universidades surgidas en los últimos años se hubieran puesto a la altura de la Central. Que tal la Universidad de Colombia que vendía títulos, midiéndose con la Central, absurdo. Como absurdo es creer que somos bobos para convencernos que las Clase A fue fruto exclusivo de la actual administración que todavía ni cuaja.
Esta es una calificación que reconoce a varias generaciones de egresados, de maestros, de estudiantes que transitaron por sus aulas dando lustre, de empleados que en los laboratorios o en sus oficinas contribuyeron en el éxito académico, en fin y desde luego, a varias gestiones administrativas, incluyendo (y no exclusivo) a la actual quienes fueron profesores y hasta autoridades en sus facultades, en las épocas en las que , según ellos, los profesores eran acostumbrados a trampearle a la universidad.



Desconocer esta verdad es deliberadamente mentir. Mentir a la academia, mentir desde la cátedra de la academia, torcer la realidad pretendiendo ajustarla a las antipatías y prejuicios. Quién miente es un mentiroso y la mentira está en el hecho de falsear la verdad, encubrirla o incluso tomar la verdad y exagerarla en la intención de engañar y causar acción en contra de a quienes se refiere.
La realidad objetiva de la Academia se reflejó en esa calificación, ésta se revela como la visión prominente y general, más allá de las excepcionalidades, minorías dice el segundo de a bordo, y al generalizar, generaliza una ofensa.



Profesores tramposos”, “mentirosos y vagos” “que no asisten a dar clases” y que “arruinan a los estudiantes” que “se enferman o sufren accidentes de tránsito para dejar remplazo por años y años”, autoridades que “perdieron el tiempo” y que “dejaron hundir a la universidad” que “calentaron la silla”, “buitres, aves de rapiña en busca de carroña” que "dejaron solo los cimientos” en la “mediocridad acompañada del garrote”(ver el editorial de Latitud universitaria)expresado por la mismísima y alta autoridad académica daría a entender que la calificación de clase A fue una equivocación.




El pasado, al contrario de lo que piensa el muy “iluminado académico”, de acuerdo a lo que dice la calificación del CONEA, no fue festinado, ni época de nada, porque la nada es ausencia y en la nada no hay calidad, y ésta, está siendo reconocida, al margen de nuestros particulares intereses, prejuicios y antipatías. Al margen de su delirio tremens, señor Vicerretor.



Hay que tomar en cuenta, señor matemático, que la tolerancia de la gente con los mentirosos habitualmente es muy pequeña, y a menudo sólo se necesita que se sorprenda a alguien en una mentira para que se le asigne la etiqueta de mentiroso y se le pierda para siempre la confianza. Perderle la confianza en la academia, grave. Por mentirosillo y por aquello que los conceptos se le fueron junto con las palabras demás, muy sueltas.



¡QUE CALIDAD QUE SOMOS¡ La calificación de UNIVERSIDAD CLASE A nos corresponde a todos, posiblemente a algunos más que otros, pero en el mismo empeño de la cátedra universitaria, que seguirá siempre siendo la VERDAD.






Y a usted, señor autoridad académica, le corresponde mantenerse a la altura de esta universidad que le está quedando tremendamente grande, si no sujeta su cátedra a la verdad.


La Sombra,



Tal como siempre, salgo cuando me da la gana…

sábado, 3 de abril de 2010

LAS BRUJAS DE SALEM




LAS BRUJAS DE SALEM

Un año ha cumplido la época Samaniego.


Su principal oferta, despartidizar a la universidad, cuya lectura se debía entender cómo sacar a quienes simpaticen con el MPD en la universidad, sean estudiantes, investigadores, profesores, empleados; nadie de éstos quedaría salvo. Discurso tras discurso, injuria tras injuria, configuraría un ambiente enrarecido de persecución y temor. Una casería de brujas llaman a esto. Y las declaraciones siguieron a los hechos:


Varios empleados fueron removidos de sus puestos de trabajo y enviados a otros sitios: seis empleadas mujeres se encuentran entre ellas. Otros fueron despedidos y a cerca de veinte empleadas mujeres fueron negados sus contratos, luego de varios años de trabajo.



Desmantelaron la FEUE, negaron su reconocimiento, desconocieron a su principal, una señorita estudiante de jurisprudencia; y, junto a la FEUE, a la denominada Asociación Femenina Universitaria (AFU) dirigida como es lógico, por una chiquilla de 20 años, de la Escuela de Parvularia; y, la Liga Deportiva Universitaria Amateur (LDUA), cuya presidenta es también una athleta mujer de la Facultad de Administración, a quien le niegan los papeles de su graduación.



Se les procesó bajo la acusación de atentar a la vida del Rector a seis estudiantes, cuatro de ellas mujeres, una, representante al Consejo universitario.



A la presidenta de la FEUE de Quito, a la de la AFU y a la representante estudiantil, le acusan de haber dirigido el supuesto ataque terrorista en contra de Consejo Universitario, que lo relato en el artículo “La madre de todas las Batallas” aquí mismo y más abajo.



Igual a dos maestras universitarias, una del Colegio Manuel María Sánchez, dirigente de la Federación de Profesores y otra, la ex Rectora del Colegio Odilo Aguilar. Como es de esperarse piden su expulsión del alma mater. Ya le expulsaron a la presidenta de la FEUE de Quito, junto al presidente de la FEUE nacional, a quien el régimen le tiene en prisión bajo la ridícula acusación de terrorismo.


Particularmente quiero hacer referencia al juicio, o sea la información sumaria levantada en contra de seis estudiantes, entre ellas la Presidenta de la AFU, la representante estudiantil al Consejo Universitario por la Facultad de Filosofía y a un estudiante dirigente del FRIU (Primer secretario del Frente Revolucionario de Izquierda Universitario, según su sistema de jerarquía) entre otros más.




Les arman el proceso y les llaman a declarar con un escrito donde no se atreven a poner la razón por las que le llaman, ni la imputación de lo que les acusan. Semejante escrito “jurídico” forjado, luego de la negativa y renuncia del Procurador titular de la Universidad, lo firma el Secretario General (e) de la Universidad, claro, el graduado en la Universidad de Colombia, él mismo. Pero posteriormente es "legalizado" - el procedimiento anómalo e in jurídico, como dicen los abogados de la Central- nada menos que por el recién nombrado Procurador, VICTOR GRANDA, conocidísimo dirigente del llamado Partido Socialista. (¿y la despartidización?) Éste, rubrica el atropello y la persecución a las jovencitas dirigentes (perdonaran, tal vez sea dirigentas, o como sea) universitarias.




Es una maravilla oír como los, perdón, más bien las acusadas, se explayaron en su alegato, llegando a ponerle en ridículo al propio gran mandante de la Academia, quien acudió en persona, o sea él mismo, machísimo él, a declarar en contra de las chiquillas; y aunque ustedes no lo crean, termina acusándoles de seguidoras de un ex candidato al Rectorado, de su opositor de ésa época, hace un año y, dice así, literalmente, ser “acolita, fiel del grupo MPD”. La señorita en mención, una menuda chiquilla con una gran autoestima le responde que “eso no ratifica sino, la persecución política de que soy objeto y estoy orgullosa de haber escogido esa opción política. Si esa es la razón para expulsarme, me declaro culpable, puede expulsarme y lo haré con dignidad” (ver fojas del proceso)


Las Brujas de Salem, es una obra de Arthur Miller que hace referencia a la persecución y condena de muerte a quienes fueron acusados de brujería, la mayor parte mujeres, a quienes trataban, además, de obligarles a que declaren quienes más han tenido encuentros con el diablo. Entonces, en la aldea de Salem (actual estado de Massachusetts) en la época de la colonización, gobernaban entre alucinaciones e histeria, fanáticos y puritanos revestidos de una gran paranoia. ¡Qué coincidencia! ¿verdad?




Arthur Miller un escritor norteamericano de origen judío, fue una de las víctimas de la cacería de brujas. Perseguido por el régimen norteamericano en la década de 1950, la época del Macartismo (o Macarthismo), acusado de simpatías comunistas. Entonces fueron acusados de comunistas muchos intelectuales, científicos, críticos de arte, directores y hasta artista de cine. Muchos de ellos que no fueron comunistas pero sí convencidos sinceros de la democracia y las ideas socialistas, al ser acusados por el régimen fueron destruidos en su honor, a sus familias, requisados de su trabajo y avergonzados ante la opinión pública. Miller rehusó revelar los nombres de los componentes de un círculo literario sospechoso de tener vínculos con el Partido Comunista ante la Comisión de Actividades antiamericanas en 1956. Entonces escribió su obra de teatro las Brujas de Salem, haciendo un parangón histórico que se extiende a la actualidad.






¿No les parece que algo de Macartismo (o Macarthismo) sucede en la Universidad Central? Igual atmosfera se plasmó en esos tiempos.

Ya revisaremos otro episodio. No se pierdan


Volveré…


La Sombra.