SIGO SIENDO LA SOMBRA, TODA LLENA DE LUZ

http://lasombrauniversitaria.blogspot.com/


lasombra_uc@hotmail.com

domingo, 27 de diciembre de 2009

¿LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS II?









Con anticipación, la inteligencia del reino –y me refiero a la mediana inteligencia de los guardias privados contratados como guardia personal del mandante y no a los “investigadores” presuntuosos y fatuos, califas que se pasan organizando brindis de seminario en seminario- ya habían conocido la intencionalidad de acudir a una demostración de reclamo de los niños, profesores y padres de familia de los colegios asentados en el reinado y que según los gobernantes allí disque se forman los terroristas que algún momento escogido se lanzarán en aviones de papel contra el rectorado.



Y deciden tomar las medidas más adecuadas, cruzan ideas y se establece una gran estrategia política y militar, conociendo como les conocen que reaccionará la oposición.


Esta estrategia les permitiría salir de victimas y acelerar las medidas que prevén tomar, entre otras, como todo gobernante clásico del Medioevo, cerrar las instituciones educativas que forman a los niños y jóvenes donde les enseñan a pensar con libertad. ¡Subversivos! les acusan.


En realidad es una acusación históricamente conocida, lo mismo se ha dicho en todas las épocas. Por eso me pareció haber escuchado ya en algún lado.


Y entonces comienzan los movimientos y las primeras escaramuzas.


Seiscientos niños con bombas… de colores azul y blanco y pancartas, una treintena de profesores, cincuenta padres (más bien madres) de familia y una veintena de guambras grandecitos de la feue, son impedidos de ingresar al gran salón de sesiones con trescientos años de historia dicen, aunque en realidad el edificio se construyó en 1956, es decir algo más de cincuenta años. Las puertas metálicas son herméticamente cerradas. Adentro los pretorianos contratados y algunos que piensan más bien no exponerse, al fin ya tienen el nombramiento.


Y como ven que la correlación no es tan favorable para los cuidadores del orden constituido, deciden traer refuerzos de la mismísima academia donde tiene origen el ungido, pero a la final no son sino treinta guambritos asustados al mando de tres sujetos que al parecer demuestran arrojo y se pasean cuales fueran rambos.


Éstos se miran entre ellos, se miden los hombros y hacen ademanes a la muchedumbre (de niños), amenazan con fotografiar a los profesores identificables fácilmente por su terno un poco descolorido, les señalan con el dedo índice, a éste, al otro, al pendejo que se esconde, se ordenan entre ellos. Y una primera lanzadera de botellas (ahora son de plástico estos embases) y los de arriba ríen y les devuelven los proyectiles y les muestran el dedo medio. La muchedumbre les pifia y así…


De pronto, desde los de abajo, entran en cólera, elevan una escalera y avanzan como si abordaran un barco o treparan a un castillo, tal si se tomaran Carondelet, la Bastilla o mejor el Palacio de Versalles o la fortaleza de Pedro y Pablo, el Palacio de invierno de los Zares, todavía mejor, como si se “tomaran el cielo por asalto” así sienten estos guambras, y arremeten y soportan los puñetes y garrotazos de los defensores del cielo y de su divino señor, aguantan, pero a la final dominan la situación y entonces se les va la mano, adentro se ha dicho, donde se protegen los pretorianos.


Los jovencitos traídos desde tierras lejanas se asustan más, se abrazan, entran en terror y desesperación, esperan lo que venga, pero no les pasa nada y salen ilesos con el rabo entre piernas, asustaditos, como conejitos de indias en práctica de farmacología. Salen llorando junto a su Rambo caído en desgracia.


Las puertas ceden. El soberano que no esperó para tanto, escondido en el baño, en realidad en el servicio higiénico (porque allí no hay ducha, ni tina) sentado sobre la tasa blanca y visiblemente descompuesto, no sabe qué mismo hacerse. La minina que le acompaña le ordena llamar al Ministro de Gobierno, lo hace, se atufa, llama a la policía que ya estaba preparada con sus fuerzas especiales, pero el tiempo apremia, y antes que ceda la puerta del WC, en un momento de lucidez exclama ¡la ventana!, ¡la ventana! los otros le ven perplejos, él grita y ordena que se hecha por la ventana, no le creen y él insiste, se da así mismo fuerzas y comienza hacerlo ante la incredulidad de los otros y entonces se les alumbra ¡cierto! vámonos por la ventana. Le descuelgan a él primero, cual monigote.


Entonces no importa la dignidad del ser, peor la de su investidura. Se arrastra por el ventanal, se remella las rodillas buscando pisar en algún sitio, no encuentra piso, y entre los chuscos movimientos de pies en el aire se desespera y piensa que caerá al vacio y posiblemente quede con alguna discapacidad. Solícitos los lambiscones del momento le ayudan “aun a costa de su propia vida” como comentan luego para enaltecer su gesto. La ridícula huida permanecerá como estigma.


Abajo lo recoge un agente policial encubierto y lo protege con su cuerpo y le dice al oído que es un policía o sea un tombo destinado a resguardarlo, se asusta, le rechaza inicialmente y se lanza a la muchedumbre de niños y padres de familia.


Los niños enardecidos, a la final están en masa y actúan así y sus madres miran al que fugó hace pocos segundos y que trata de ocultarse. Y como saben que en el gesto de lo oculto y de la fuga algo realmente se esconde, instintivamente comienzan a empujar, lanzan botellas (que siguen siendo de plástico) algunas varas de madera, lo que encuentren, alguien lo alcanza desde una posición incómoda con su hasta de bandera, lo raspa y sangra.


Él, entre asustado, espantado y aterrorizado, pierde todavía más la cordura, vocifera unos cuántos epítetos y jura tomar venganza; así le conducen a un vehículo ubicado a treinta metros, sí, le condujeron a un vehículo a treinta metros, expuesto, sí señor, cuando el carro pudieron estacionarlo justo bajo la ventana, o pudo salir en dirección contraria a donde estaba la gente.


En la clínica particular -miren que no concurre siquiera al Hospital del mismo reino- exhiben la camisa ensangrentada. No le lavan el rostro como mandan las normas, se resiste al aseo y permanece Él, con su rostro teñido de sangre y descompuesto, como si hubiera sido faenado.




Tampoco importa la dignidad de su alta investidura, el cargo que ostenta, lo importante son las fotos para acusar. La luz de las cámaras va secando la sangre coagulada y le imprime un cuadro de horror y de náusea.


Parecería que fue la Madre de todas las batallas.


En realidad no.


No se asemeja sino un pequeño motín de nave de poco calado, en donde las ratas salen presurosas presintiendo un hundimiento.


Un amotinamiento por lo demás preparado, azuzado y provocado por el mismo mandante, por el jefe supremo, a fin de garantizar y fortalecer su posición la que, en los últimos tiempos, se venía incomoda entre sus súbditos.
Sin embargo sobrepasó sus propias expectativas y sí que por un momento se llevó un tremendo susto.


Las ratas regresan al presagiar la estabilidad y desde luego, al olfato de los colgados que se exhiben en los mástiles, a la espera que algún rato caerán.

Entonces viene la vendetta.


La prensa venal, como siempre acusadora, testigo y sancionadora; Juez y verdugo, estuvo presente previamente. Son como aves carroñeras que parecería que presienten la sangre y sobrevuelan con sus cámaras y grabadoras listas, pero apuntan a un solo lado, el otro, el de los que les trajeron para darles la primicia, permanece impune.


Esa prensa que no acude a los actos de ciencia o cultura, a las graduaciones, a las exposiciones y defensa de tesis. ¡Qué va! eso no es noticia. ¡Noticia es la sangre! Y si que la tuvieron en fotos dignas del diario El Extra.


En uno de los canales de tv, por una sola ocasión y no la repitieron jamás, se presenta al médico que lo atendió y dice textualmente: “son traumatismos menores, el mayor trauma es el psicológico”.


Pero es suficiente. Se acusa de delincuentes a los niños de los colegios. Se amenaza cerrar esos institutos por ser madriguera y formadora de terroristas, allí disque están los alkaeda criollos.


Tres guambras presos a los que les piden ocho años de cárcel. Expulsión de por vida de la academia de uno de ellos sin ningún trámite ni información sumaria. Desconociendo todo derecho, le expulsan a quien se graduó en días pasados.


Juicio por atentado criminal a una jovencita dirigente. Se ensañan con otras chiquillas más. En fin, como diría mi abuela, metiéndose con mujeres.


Si en el Consejo de ancianos, más bien de seniles, proponían la horca, la aprobaban por abrumadora mayoría, al fin la mayoría, repito, es para cobrarse venganza.


Pero no hace falta, para eso también están los medios de comunicación independientes, al guambra dirigente decidieron colgarlo para escarmiento, si colgarlo, antes lo hacían en postes, hoy en los noticieros, en los programas de reportaje, en la crónica roja, le exhiben, están en todo lugar diariamente sacando un lado de la versión, repiten una y otra vez lo que hizo ayer, antes de ayer, para que todos los consumidores lo apedreen por el delito de ser “chino”.


Pobre institución.


Los ineptos gobernantes de Francia Luis XVI y los Romanof en Rusia se mantuvieron en palacio (en la toma de Versalles y de La fortaleza de Pedro y Pablo en distintas épocas) y fueron prisioneros y sometidos a tribunales populares. En el palacio de Carondelet, Lucio Gutierrez si huyó presuroso resbalándose y tropezándose con su maleta.




¿Alguien puede imaginar saliendo presuroso, descontrolado, reptando por la ventana, a tientas, sin saber dónde mismo poner el píe, a Enrique Paredes, a Alfredo Pérez Guerrero, a Manuel Agustín Aguirre, al mismo Olalla que a la final imponía respeto?


¿Rindiendo declaraciones acusatorias llenas de odio contra la juventud de sus propias aulas?


¿Haciendo cola en las salas polvorientas, mal trechas y nauseabundas de los juzgados para firmar las denuncias contra jovencitas estudiantes?


¿Llamando a la policía desde un servicio higiénico para que intervengan las fuerzas especiales y allanen la universidad, persigan y garroteen a los estudiantes de los colegios?


¿Encabezando una marcha de provocación en contra de una de sus instituciones académicas?


¿Incitando permanentemente al odio y al exterminio de grupos organizados estudiantiles universitarios, así sean políticos?


¿Atropellando procedimientos legales para cobrar venganza?


No, nadie puede imaginarse. A la final los nombrados fueron gente respetable, que trascendían la dignidad que ostentaban, que comprendían a la institución y a sus jóvenes, que se insertaban en el dialogo y no en la imposición, lejanos al odio. Ellos si verdaderos maestros.


Creen cobrar venganza y exterminar la oposición. En realidad, embriagados del triunfo, enceguecidos por el odio, cavan con más prisa su tumba.


Reflexionen, a tiempo.

La Sombra…
…Volveré, y ya veremos

EL DISCURSO ESPERADO EN EL CLXXXII ANIVERSARIO

En la Posmodernidad, dice ceremoniosamente… e inicia el discurso con una declaración tácita de su ubicación en esta tendencia de moda, el último grito según ellos.
Pero para entender, iniciemos nosotros con el señalamiento que la posmodernidad no es en realidad algo que le sigue o más adelantado o que le supere o más moderno que la modernidad, no; ésta no es sino una concepción filosófico – ideológica de ver el mundo, a pesar que sus seguidores declararían que en esta época asistimos al fin de las ideologías, de la historia, o al menos como el Supremo afirma “ a la despartidización de la historia…”
Esta concepción del mundo es de una derrota infinita: nada pudo hacer la modernidad en bien de la humanidad, nada es ya posible, por tanto cualquier cosa es posible ensayar. Dicen
Los ideólogos y seguidores de la postmodernidad, realmente pocos en la actualidad, desengañados que en la modernidad no se ha podido resolver los principales problemas del mundo, del fracaso en el intento por emancipar la humanidad y la derrota momentánea del socialismo, suponen que este proyecto es ya imposible.
En contraposición con la Modernidad, época donde surgieron las más importantes expresiones del humanismo, como es la doctrina marxista, la Postmodernidad se erige como la época del desencanto, de la derrota de los ideales, de renuncia a las utopías, a la idea del progreso social. En realidad la postmodernidad es una concepción dedicada a combatir contra las ideas del Marxismo y su doctrina de la revolución social.
En el mundo posmoderno, el orden social capitalista se desplaza de la producción al consumo, todo resulta ser digno del mercado y por tanto todos pueden ser considerados como clientes, de allí que en lo económico el neoliberalismo sea la expresión de ésta época y la postmodernidad su sustento filosófico- ideológico.
Éste el inicio del discurso del nuevo supremo:
“En la posmodernidad y el auge de la Cibernética, los seres humanos hemos sido capaces de redefinir el mundo, construir una nueva sociedad y reinterpretar la vida a través de la inteligencia”.
¿Cuál la nueva sociedad que se ha construido? ¿qué características tiene? Si se refiere a la actual no es más que la misma sociedad capitalista con sus mismos vicios, inequidades, desigualdades y crisis, más profundizados, más refinados.
A lo que al parecer se refiere es al mundo concebido por la posmodernidad donde todo lo real deja de tener realidad por sí misma y se encuentra solo en nuestro pensamiento, con el que podemos interpretarlo, reinterpretarlo y hasta construirlo, dice. Nada existe para ellos, sino solo en nuestra inteligencia. Tal es el pensamiento posmoderno, la negación de lo existente por su propia e independiente realidad; asumen que la realidad se encuentra solo en nosotros y en cada uno, en nuestra mente o voluntad, cada quien tiene su realidad como su propio pensamiento. Así la realidad no es una y para todos, según ellos. Se trata de un exacerbado individualismo y personalismo
Pero enseguida viene el desencanto. Frente a la necedad de la evidencia que demuestra el rompimiento entre realidad e imaginación declara: “sin embargo -que se ha construido una nueva sociedad a través de la inteligencia o sea el pensamiento, la imaginación - la desigualdad de la cultura y la inequidad tribal han minimizado la esperanza de un mundo abierto, que pueda proveer pan y paz para todos”, tal es la pérdida de la esperanza, la imposibilidad, según los posmodernistas, del triunfo de las transformaciones sociales.
Deberían entender estos señores que pujan de sabios que la desigualdad que ha mantenido las inequidades sociales no precisamente son “culturales y tribales” sino económico sociales, históricas, de clase; es decir, responden a una base estructural donde se edificó la desigualdad económica y por tanto el resto de desigualdades, esta base es el capitalismo.
La esperanza, por tanto, radica precisamente en la posibilidad real de romper esas desigualdades a partir de la revolución social, planteamiento que, según éstos, es “antediluviano”, pero lo antediluviano fue ciertamente la ausencia de una esperanza, pues la inexistencia del hombre en la época antediluviana, determinó, la inexistencia de una aspiración estrictamente humana. Solo el marxismo definió una esperanza real, posible, basada en la esperanza de la clase obrera que liberaría a todas las clases subordinadas.
El discurso ensayado en su posesión aparece además falto de coherencia y recurre al lenguaje difícil, estrambótico, que deje la sensación de un discurso de “alta academia”, del “científico”, tal como pretendía en su época Velasco Ibarra al que le motejaron del “loco” y del cual fue su admirador en la juventud. Un discurso que conscientemente trata de ser incomprensible, veamos: “este es el universo de nuestro tiempo ufanado por la singularidad, las moléculas obscuras y con el big-crunsh a cuestas”(sic) otra, entre algunas “creo en un hombre con su historicidad y su destino, con sus prospecciones y respectividades, como ente de ultimidad, impelencia y posibilitación, e inherente a su razón” ¡Bravo! Dice la medianía desde las galerías.
O elementos contradictorios: “Muy otra es la universidad de hoy: perceptiva y sobria como ninguna, matriz unívoca de la mutabilidad social del mundo” frente a esta otra a pocos párrafos “Hemos suscrito una etapa de tal fanatismo en nuestra universidad que la miopía se ha instalado como recurso natural”. Bueno, hay que definirse, porque es de entender que la universidad de hoy no es la universidad de hace apenas nueve días, o de hace pocos meses, sino de su proceso, de una historia, así como ha de entenderse que el fanatismo y la miopía que él aduce en más de veinte años debió haber impedido hacerla perceptiva y sobria tan pronto. Desde luego que estos pedantes de la palabra pretenden convertirse en mesías redentores y para eso existen otros que hacen de seguidores, y otros de adoradores
En fin, el ungido, adorna su retórica con recursos del lenguaje científico hablando sobre el “colisionador de hadrones[1]”, comprendido por el editor y revisor de la publicación de su discurso (convertido hoy en coordinador de Cultura) como una gran licuadora donde entrarían todos los delincuentes de las calles aledañas y fueran licuados, de tal manera que entran en colisión unos con otros y así todavía se fugarían.
-Este recién posesionado revisor de los discursos pone, literalmente, en la publicación escrita y distribuida a la gente de la Academia como “el colisionador de ladrones” (Sic), que no es precisamente un error de tipografía, sino una limitación de su horizonte cultural-
Enseguida abunda también en la “colisión de los quark con su antipartícula”, de “la apoptosis” y la “movilización génica”, etc., ante un auditorio donde existían en realidad pocos académicos, no sé cuántos científicos. Para terminar diciendo, el discurseador, en buen romance, esto es lo que No hay que hacer en nuestra universidad, porque “fracasaremos”, aduciendo “nuestras humanas limitaciones”.
Es decir, la ciencia, la investigación y aplicación de la ciencia, de lo más avanzado de ella, no estaría a nuestro alcance, según el susodicho, y que esa imposibilidad estaría en las “humanas”, tal vez “genéticas” limitaciones nuestras y no en la razón de la dependencia en todos los órdenes, entre ellas el científico, al que hemos sido sometidos por las grandes potencias y del cual podemos liberarnos socialmente, en donde la educación cumple un papel importante y trascendente.
EL REGRESO DE LOS IDOLOS
El desencanto sobre las posibilidades de la trasformación social y el convencimiento de la imposibilidad humana de lograrlo ha llevado a que pierdan la esperanza en el accionar de los pueblos e incluso de los líderes.
Dando un vuelco, pasan a la reivindicación de los ídolos y a una suerte de religiosidad en sus diferentes expresiones, un regreso a Dios habrían de reconocer, pues Dios es el hacedor hasta de sus ídolos. Si en la modernidad se proclamó el triunfo de la razón y la ciencia en rechazo a la edad media y a la religión, símbolos del atraso y el estancamiento, en la “era pos moderna” todo es relativo, cualquier cosa se vale; hay un vacio de ideales y la pérdida de todo valor universal, así justifican el hedonismo, la vida sin sentido, cualquier creencia, incluso las drogas, y como único refugio, todo lo místico.
Ante tal pérdida de la esperanza en el ser humano y en su proyección histórica, es la divinidad, la religión, lo místico que asume el rol trascendente en la individualidad, de allí que al final del discurso, el discurseador de turno al que nos referimos, ensaya una metáfora místico religiosa y con voz quebrada y virando los ojos a lo alto avienta:
“Se me ocurre, dice -desde la individualidad y la subjetividad del ser, perdiendo toda objetividad- si invitásemos a Dios a esta Asamblea para que la presida, todos aplaudiríamos su presencia, pero los pocos ultradogmatosaurios que sobreviven, impugnarían la presencia de Dios, alegando que es neoliberal y que no está matriculado en el propedéutico”.
Todo su discurso que se esforzó por aparecer como un hombre de ciencia, pierde las certezas científicas y alude al pensamiento más dogmatico y oscurantista, al pensamiento religioso, mismo que con su institución más prominente, el tribunal de la santa inquisición con sus sotanas y togas en el Medioevo, persiguió a Galileo y condenó a la hoguera a sabios y hombres de ciencia.
Invoca a la deidad, invita a dios, a que éste acuda para dejar estigmatizados, avergonzados y ridiculizados a sus impugnadores, para toda la eternidad, haciendo uso de una ocurrencia, ésta sí, realmente ridícula, grotesca, dogmática y bufa. Pero arranca aplausos entre la medianía.
Ya pensando bien decide él mismo suprimir esta ocurrencia cuando envía el discurso para su publicación en la revista del Conesup, donde ya no asoma este párrafo hecho para los aplausos de la galería
Este es pues el discurso de la nueva época en el CLXXXIII aniversario, que más parece de la más vieja escolástica rejuvenecida con cirugía plástica “científica”, pero que bien visto se le nota la silicona puesta.
La sombra...

...regresaré!

[1] El Gran Colisionador de Hadrones, en inglés Large Hadron Collider o LHC, siglas por las que es generalmente conocido es el más grande acelerador y colisionador de partículas del mundo. Más de 2000 físicos de 34 países, (entre ellos un ecuatoriano) y cientos de universidades y laboratorios han participado en su construcción. Se diseñó para colisionar haces de hadrones, más exactamente de protones. Los protones son acelerados a velocidades del 99% de la velocidad de la luz y chocan entre sí en direcciones diametralmente opuestas produciendo altísimas energías (aunque a escalas subatómicas) que permitirían simular algunos eventos ocurridos durante o inmediatamente después del big bang.