Diógenes de Sinope, conocido también como Diógenes el cínico,
recordado por su lámpara cuando en las calles de Atenas diciendo “busco un
Hombre”, fue apartando a los que se le cruzaban en su camino, diciendo que se encontraba solo con escombros.
En realidad hacía referencia a
quienes, bienes como la ciencia y los altos honores los adquirieron con falsedad, por lo que los denunció
como bienes despreciables en ésos. Así incorporó en su filosofía el principio
de revelar todo lo convencional, oponiendo su naturaleza, es decir la realidad, al fingimiento, a la vanidad, al
autoengaño, a la artificiosidad de la conducta de los hombres.
Según el Registro del
SENECYT, resulta que los acrisolados
hombres de ciencia, académicos de la excelencia, investigadores por antonomasia, que estudiaron por el mundo y
fueron y vinieron cargados de diplomas y títulos de varias universidades
prestantes y luminosas del orbe mundial, razón por la que imprimieron sus dos sonoros apellidos, pero un solo nombre; ellos, jamás registraron esos estudios en (el Senecyt) o porque
son muy modestos, aunque no se les nota nadita, o porque simplemente vivieron
en el engaño y pretendieron engañar a sus alumnos, sorprender a los colegas y a
la Universidad para siempre.
De Edgar Gualberto Samaniego Rojas se encuentra solo el título de Especialista en Ginecología y Obstetricia, que de paso
nunca lo ejerció, es decir que por sus manos no pasó ni siquiera un niño recién
nacido. Y ¿dónde está la maestría en Farmacología que disque ha hecho en el año
1974, hace fuuu, en la Universidad de Chile, dónde? ¿Es así como sorprendió en
las múltiples invitaciones a conferencias y congresos, sociedades científicas nacionales e internacionales a
los que dice haber asistido en esa calidad de experto en Farmacología?
Y de Fernando Efraín Sempértegui Ontaneda, ni que hablar, el investigador en la Biología molecular, de la Medicina tropical, la Microbiología y la Bioquímica, el discípulo de Elkin Patarroyo, que fue abandonado por éste, se conoce que el posgrado de Pediatría que inició hace varios años desertó posteriormente y así resulta no tener ni siquiera Especialidad médica alguna; es, en los hechos, un médico general que se avergüenza de serlo y que con fines de su candidatura apresura una Maestría en Relaciones Internacionales, el 11 de noviembre del 2013 (la inscripción de candidaturas se cerraba el 26 de noviembre) que nada tiene que ver con su profesión, ni con sus estudios que dice haber realizado, ni con las investigaciones que dice llevar a cabo, ni con la cátedra que dicta.
Sigifredo Dante Reyes Moreno se llama un famoso tipo A, nacido en la ciudad de Musine, Esmeraldas; se hizo pasar por Ingeniero agrónomo, por Ministro de Agricultura, por empresario exitoso, llegando a ser gerente de una hacienda bananera al presentarse como un Empresario Japonés; y así, a pura labia, logró sorprender y vender hasta la torre del Malecón de Guayaquil a una pareja de suizos en el año 1980, y un tramo del puente de la Unidad Nacional; y de igual manera, a pico de oro, logró escapar en varias oportunidades de la cárcel. El cuentero de Muisne como se le llammaba, palidecería en la presencia de estos “investigadores prominentes”, que pueden a lo máximo, enorgullecerse así mismo de ser autodidactas, pero no Académicos de estudio. Razón lo de la B.
La Sombra...
...a los tiempos
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