SIGO SIENDO LA SOMBRA, TODA LLENA DE LUZ

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jueves, 22 de octubre de 2009

El Gran Traidor

Quizá la figura más aborrecida por el ser humano es el traidor. Tan despreciable es el traidor que Dante Aligheri, en la Divina comedia, les amerita la peor de las condenas, ser comido por el mismo demonio, habiendo sido Bruto, Judas y Casio digeridos por el mismo Satán. Es decir, ni el diablo le quiere.

Traición significa renegar con dichos o acciones un compromiso de lealtad hacia una idea o asociación; es cometer una acción desleal a la nación, al país o la institución. Un traidor a su patria termina fusilado, y al infierno se ha dicho.


El traidor de marras apareció como un vocinglero que aparenta sapiencia entre la medianía afín de crear confianza, y como psicópata para crear terror. Se declara así mismo un gran académico, un universitario de toda la vida, dice amar los principios institucionales, muestra un libro y otro diciendo que es fruto de su vida dedicada a los principios universitarios; con su histrionismo logra convencer y encaramarse en el puesto donde acecha el momento.

Muchos lo creen sinceramente. Incautos, son conducidos como un rebaño por su pastor; otros, que si saben su catadura pero les viene bien, hacen de perros pastores esperando el momento que les permita pegar su mordedura a la oveja y luego al mismo pastor; es decir, entre traidores existe química.

En la alta corte de la Academia, los mismos genuflexos e incondicionales del antiguo régimen hoy votan con el de turno, a la final no es que le apoyan sino que le temen. ¿Cuántos votos necesitó para consumar la traición a la Academia? Fueron treinta quienes decidieron no salir con sus pares a la marcha de la dignidad universitaria que concentró a varias decenas de miles.

Él, que se esfuerza por imponer temor, a su vez teme al de más arriba ya que el traidor en el fondo es un cobarde, pues la traición no es un acto de valor sino de gran cobardía; así acudió al mismo Palacio del César para recibir las órdenes y demostrar que su traición se consumaba. En realidad demostró que su poder no residía en la academia que lo respaldó, sino en el poder del gran farsante. Ya viejo, se dio cuenta que en realidad es un simple aprendiz de su joven jefe estudiado en Illinois, quien debió haberse dicho para sus adentros como Julio César “amo la traición, pero odio al traidor”.

Por encima del traidor, salió la dignidad de los jóvenes a quienes en realidad aborrece. Ellos, hilvanados por los hilos de oro del sol meridiano de la mitad del mundo, retumbaron con sus voces altivas y directas las calles de la capital, llegando al mismo palacio del César quien desde luego a tiempo, se puso a buen recaudo. El traidor de marras, en su laberinto, terminó mostrándose como tal. Tal como lo decía Voltaire, el traidor al revelar su propio secreto pasa por traidor y por imbécil.

La sombra…

viernes, 16 de octubre de 2009

El Chino Espejo

Cuando el joven Luis Chusig Jr., fascinado por el oficio de su padre, se acercó a la Universidad para presentar sus papeles de ingreso a la carrera de medicina el sistema informático le rechazó automáticamente. Entonces se enteró que por el apellido que llevaba, no cumplía con los requisitos señalados por el Consejo Universitario. Debía acreditar (es decir, ser digno de crédito) ser un criollo hijo de españoles blancos, por tanto competente para seguir estudios universitarios; así aparecieron por primera vez en la universidad estos terminajos: acreditación, créditos, competencias.


Luis, (lucho, más que Luigui) hijo de un indio quechua, de esos que no pueden ocultar su pureza, requete indio, natural de Cajamarca por más señas, migrado a Quito, en tiempos que más bien migraban de aquí, se casó con la mulata Catalina, hija de un fulano liberto dicen, es decir que fue esclavo liberado. El joven, hijo de ambos entre siete, sobrevivió con dos hermanos más: Juan Pablo y Manuela, entonces se morían por una epidemia viral venida de las porquerizas donde trabajaron los conquistadores españoles y sus encomenderos y que asoló el país por más controles que imponían en los aeropuertos y hasta en la puerta de la universidad. En su madurez dedicó su libro “Reflexiones” a fin de liberarle al pueblo de esa rara enfermedad.


Él, mitad indígena y mitad mulato, es decir lo mismo, al ser rechazado por la comisión de ingreso, se dio cuenta de la tremenda e injusta resolución. Desde entonces tomó la decisión no solo de ejercer la medicina a favor de los más necesitados que siempre resultan ser los pobres, sino también de oponerse al discrimen y a la falta de libertades; y como una muestra inicial, para ingresar a la Universidad les hizo trampa a las autoridades, se cambio de nombre y apellido poniéndose el pomposo de Francisco Eugenio Xavier de Santa Cruz y Espejo. Quién iba a sospechar que un longo llevaría semejante exuberante nombre que derrochaba clase, si ese nombrecito aniñado sonaba tanto como el del Presbítero Vasco de Contreras y Valverde, consultor de la santa inquisición o del doctor en teología José Eleodoro Díaz de la Madrid y Unda y más que los del doctor en tocología Edgar Sanmaniego y Rojas o el de George Arroba y Rimazzo.

Así, con nombre pelucón sorprendió a los tribunales de ingreso, aprovechando que como no había propedéutico, no se darían cuenta de su extracción humilde. Ya ingresado a la universidad, (y casi a la Liga, pero si al FRIU) tarde fue cuando se dieron cuenta, en vano perdió los estribos el rector don Sanmaniego y Rojas que en plena rabieta terminó rompiendo el babero de solemnidad que llevaba puesto; el lucho, o sea el Francisco Eugenio Xavier, ya había iniciado sus prácticas en el Hospital de la Caridad San Juan de Dios con la estima de varios de sus profesores y condiscípulos, pero especialmente de sus pacientes menesterosos.

Desde entonces y por esa mala experiencia el Real Consejo Universitario decidió que entre los requisitos, junto al formulario de inscripción en el que se pone el nombre, se presente el original y copia de la cédula a color para identificarles adecuadamente, así como el ticket emitido por Servipagos y se impuso sanciones al aspirante que intentare “presentación de documentos falsos, intento de fraude y suplantación de identidad” y para que no pasen cosas como éstas se aplicó un triple filtro: se tomará examen para verles bien la cara y a los que no pasen el examen, un curso propedéutico de seis meses, calificado, a fin de comprobar su comportamiento, y entrarían solo los que hayan tenido cupo, es decir quienes cuyos padres se palanquearon con autoridades, profesores o empleados importantes de la universidad. Hecha la ley, hecha la trampa dice el vulgo, no faltará alguien, algún infiltrado, un rojo, o varios que finalmente ingresarán con trampa o sin ella.

Pero más aun, como la cholería había conseguido la llamada gratuidad de la educación, enseguida hicieron ellos mismo la trampa: eliminaron los arrastres de las asignaturas y ahora serían de pérdida de año y tendrán que pagar cuatro dólares por cada crédito y para que paguen el doble, ya no será un año sino que lo harán cada seis meses. Así, un estudiante que pierde en tres asignaturas de diez créditos cada una, significará que debe pagar por el semestre ciento veinte dólares si es estudiante bien cholo, es decir que viene de colegio fiscal como el Luis Chusig; pero si es de un privado así nomás como los colegios de donde vienen la mayoría de los hijos de los empleados universitarios, deberá pagar 6 dólares por cada crédito, es decir ciento ochenta; y, si es de un colegio tirado a pelucón (como del que creen que provenía el Eugenio de Santacruz) pagará ocho por cada uno, es decir 240 dólares. Si por alguna razón tuvo que retirarse y perder todo el curso le significará alrededor de 60 créditos, no mas hacer la cuenta.

Chusig, convertido en Espejo, finalmente formó los primeros movimientos de universitarios que se agruparon en torno a la búsqueda de la independencia de nuestras tierras colonizadas, criticó a las “autoridades”, sus pensamientos y métodos dogmáticos en la Ciencia blancardina, donde ridiculizó a quienes se jactaban de una supuesta sapiencia y autoridad basada en su vacía retórica que a la final para nada servía, pues estos nada mismo aportaron a la ciencia, ni siquiera fueron los que descubrieron el Birm, substancia milagrosa que servía para todo, a decir verdad ni siquiera descubrieron como cubrir una humita para garantizar su cocción completa. Así mismo se proclamaron científicos, académicos reconocidos entre ellos y ratificados por “sociedades académicas” que ellos mismo fundaron y a las que no dejan que nadie más entre.

Longo como era, tenía los pómulos pronunciados y hasta los ojos rasgados. De fácil identificación, fue acusado de conspirador y sedicioso por haber colocado unas banderitas (afiches políticos dicen) en el sagrado recinto conventual de la Audiencia de Quito, en cada cruz de las siete existente en la ciudad, llamando a los quiteños a ser libres. Y como le siguieron los guardias de seguridad en la moto con cámara de fotos y filmadora para testimoniar que él mismo era, fue pescado y publicado su foto y nombre original junto a su “alias” en el mismísimo Comercio de circulación nacional y en Canal cuatro repitieron una y otra vez, acusándolo de subversivo, de atentar a las buenas costumbres y a la dignidad del rey y claro por ser “Chino”.
Las autoridades, con pelucas ya ralas y baberos en sus pechos, pidieron su expulsión, le ilegalizaron su sociedad de la Concordia luego de tremendo relajo, así como su periódico Primicias de la Ciudad de Quito, que se parecía a la Sombra. Unos y otros finalmente le condenaron al cadalso, (entonces era suficiente que la televisión y la prensa dijeran que es culpable) En la cárcel, adquirió una enfermedad que a la final le llevó a su muerte pocos días después que por “humanidad” le dejaron en libertad. Pero quedó su ejemplo de conspirador y luchador por la libertad, recordado hoy en el Bicentenario. ¿Quien se recuerda el nombre del presi de la Real Audiencia de entonces, que le acuso de tirapiedras?

La Sombra…

martes, 13 de octubre de 2009

La universidad en tiempos de la gripe de puercos

La luz incandescente revienta en medio de la fanfarria de la toma del poder y del destierro de los rezagos del anterior régimen; no puede haber poder sin venganza. Las luminarias casi palidecen escuchando los elocuentes títulos, las membrecías desplegadas, las virtudes que le desbordan gratuitamente al ungido y que de vez en vez las acomoda en sus hombros para sentirse mejor, pues su único grado que en realidad se exhibe en el registro de las academias es el de obstetra, o sea partero, que al parecer tampoco lo ejerció.

Al fin, se dicen entre ellos, o sea entre los aduladores de escaso pudor, estos si carentes de mérito alguno: un gobierno de ilustrados, de científicos, de académicos reconocidos. Pero prefieren no presentarlos en público. Pasaron los días y la gente se va enterando quienes son.

Total, ninguno está dispuesto a mostrar merito tan alto, aunque adoptan posturas similares a la de la esfinge que les cubre: Un Secretario General graduado en la clausurada por venta de títulos Universidad Cooperativa de Colombia, vaya título; el Director Académico de la Universidad ni siquiera posee grado de cuarto nivel, igual que el Director del Servicio de Bienestar estudiantil y que el Director del Hospital Universitario que no pasó más allá de médico general; un Director de investigación que nunca investigó ni para sacar el título que no lo obtuvo en la Facultad de Economía, el Director de la Editorial universitaria que pasó de conserje a revisor de las publicaciones universitarias, el Director Administrativo y de personal en cambio nunca pasó de una licenciatura conseguida a duras penas, el Director del sonoro Centro de Transferencia Tecnológica, o sea donde se envasa el agua municipal para vender, es un profesor que tiene una información sumaria en la Facultad de Economía por cobros ilegales a los estudiantes.

Que tal, ésta es la presentación de los más ilustres hombres de la “Nueva universidad”, con ellos vamos al cambio y a la calidad.

Si, allí viene el cambio.

Al ingreso de las puertas universitarias el vigilante que entrega la tarjeta de ingreso solicita volver la palma de la mano a fin de poner una ración de gel alcoholizado, segura prevención de la fiebre porcina que se encuentra amenazando el territorio, de esta manera en el volante del coche se escurre una dosis de alcohol que pasará con toda seguridad la prueba de acolche, aunque a los estudiantes de a pie nadie los tome en cuenta. La epidemia parece que, por la rapidez que se ha propagado, viaja motorizadamente y no a pata, de allí que la medida sea difundida a toda novelería y en grandes letras. Clara demagogia.

LA ASEPSCIA SELECTIVA

Pero también se selecciona a quienes ingresan a la universidad, y para garantizar que nuevos virus no entren entre los jóvenes de primer semestre, ya no es necesario alcohol sino el cupo, el examen y el propedéutico, así se ha logrado disminuir de veinte y cuatro mil estudiantes que ingresaron el año pasado a dieciocho mil en el presente.

Y como la epidemia más alarmante que la gripe de los puercos es la inconformidad estudiantil, la lucha de ellos, sus exigencias, hay que tomar medidas más radicales, eliminar la FEUE, intervenir en su organización, apoderarse de ella y mañana será la Federación de profesores y la de Empleados universitarios. Pero antes, poner una muralla fortificada para ingresar a la oficina del mandante, tal como amurallaban la ciudad en tiempos de la viruela para que no entraran los virus.

Pero aun más, es necesario que los mismos estudiantes no tengan tiempo ni para estornudar porque allí se difunde el virus. Entonces la Dirección académica dirigida por un médico sin ninguna especialidad, ha dispuesto que los cursos universitarios que duraban un año ahora duren seis meses y por si acaso, de repente, hasta hacen desaparecer los arrastres de las materias: todos los que pierden o no tomen una materia, pierden todo el semestre, son repetidores y se les acaba la gratuidad y a pagar se ha dicho. Igual que la gripa de puercos, te contagiaste y pagas con la muerte si no te trataste en los primeros tres días y te repites el cuarto; todo por lento. Ni el pite alcohol que te ponen te salvará.

ASEPSIA Y AMNESIA

La asepsia selectiva quieren convertirla en una amnesia colectiva. Borrar el cerebro apunte alcohol en las manos. Pero para evitar eso está la Sombra, y les hago acuerdo que antes de la asunción al poder, los actuales ungidos reclamaron los sueldazos de las ex autoridades y que debían ser repartidos inversamente proporcional entre todos ¿se acuerdan?

¿Qué pasó? tal vez no fueron tan altos o les vino bien y se quedan calladitos.

Bueno aquí los sueldos mensuales actuales que no exhiben en el informe presupuestario del último periodicaso:

RECTOR: 8.337 Dólares americanos

Vicerrector administrativo 6.786 Dólares americanos

Vicerrector académico 6.808 Dólares americanos

Procurador 5.823 Dólares americanos

Secretario General 3 .300 Dólares americanos

A los Decanos y Su decanos se les incrementó en 1500 dólares más la bonificación.

Qué bueno coger esta platita bien desinfectadas las manos y volverse a desinfectar.